Atapuerca guarda la memoria multimilenaria de la humanidad
Atapuerca es un pueblo mínimo, como muchos de los que atraviesa el peregrino en Castilla. Está arrinconado al pie de una colina, como casi todos, para dejar los mejores terrenos a la agricultura. Pero guarda, porque siguen buscando, uno de los tesoros más grandes que nos pertenece a todos: los asentamientos humanos más antiguos conocidos hasta ahora.
A los españoles del medioevo, Atapuerca les parecía un juego de Dios con la naturaleza. Pero no: Atapuerca es -fue, pero lo sigue siendo- la casa de todos, el primer patio. Un silencioso recordatorio de que vivimos en el único lugar posible: la Tierra.